Cría fama… ¡y échate a rugir!
Malo como pocos Al tiranosaurio se le conoce como el animal más agresivo que haya existido jamás. Y bien merecida tiene su reputación. Basta ver los restos fósiles que de él se han encontrado para hacerse una idea de su aspecto y sus costumbres. Tenía una enorme cabeza sostenida por un cuello grueso, corto y musculoso. El cuerpo, que era macizo, estaba bien apoyado en dos poderosas patas traseras. La cola era larga y ágil, ideal para equilibrar el peso de la cabeza y facilitar el desplazamiento. Hasta sus cortos brazos, que dan la impresión de ser casi inútiles, tenían una importante función; sujetar su botín mientras lo despedazaba en pocos bocados.