Los hombres hechos de maíz
La Humanidad siempre ha sido extremadamente curiosa, ni siquiera los gatos o ratones son tan curiosos como los humanos. Es por eso que la humanidad siempre ha querido conocer cual es origen.
Cada cultura lo explica de diferente manera, la respuesta dependerá de la región o cultura a la cual preguntes o investigues, así que cada cultura tiene su propia explicación sobre como apareció el hombre sobre la Tierra.
Historia de los Hombres Hechos de Maíz
Dijeron los progenitores, los creadores y formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz:
«Ha llegado el tiempo de que se termine la obra y aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir; de que aparezca la humanidad sobre la Tierra».
Celebraron consejo en la noche. Buscaron y discutieron, pensaron y reflexionaron. De esta manera salieron a la luz sus decisiones y encontraron lo que debía entrar en la carne del hombre; las mazorcas amarillas y las blancas.
Éstos son los animales que trajeron la comida: el gato de monte, el coyote, la cotorra y el cuervo.
Ésta fue la comida que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; de ésta se hizo la sangre del hombre. Así, por obra de los Progenitores, entró el maíz en la formación del hombre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz de hicieron los brazos y las piernas. Únicamente masa de maíz entro en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
No nacieron de mujer. Sólo por un prodigio fueron creados y formados por Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas. Eran hombres buenos y hermosos. Fueron dotados de inteligencia. Vieron y el apunto se extendió su vista y alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Grande era su sabiduría. En verdad eran hombres admirables.
Entonces el Creador y el Formador comenzaron a sentirse temerosos. No les parecía bien que sus creaturas lo supieran todo. «¿Acaso también ellos serán dioses?», se preguntaron. Entonces otro de los dioses, Corazón del Cielo, les echó un vaho en los ojos, que se empañaron como cuando se sopla sobre un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca. Sólo eso fue claro para ellos.
Entonces existieron también sus esposas, fueron hechas sus mujeres.
Los dioses mismos las hicieron, allí estaban sus mujeres, cuando despertaron y al instante se llenaron de alegría sus corazones.
Ellos engendraron con sus esposas a los hombres y las mujeres, a las tribus pequeñas y a las tribus grandes. Ellos fueron el origen de nosotros, la gente del Quiché.